Una de las principales características de las profesiones sanitarias ,es el trabajo directo con personas, y tener esto en cuenta, es algo que debe primar por encima de muchos de los conocimientos que tengan los profesionales, <<que tratamos con seres humanos, que tienen problemas, enfermedades, emociones… >>.

Se dice que el vinculo que establecen el terapeuta y el paciente va a ser  una de las bases principal para su evolución. Está claro que hay otros factores que intervienen, como la motivación, la necesidad de generar un cambio, el malestar que tenga … pero no hay que olvidar que la relación que establezcamos con nuestro paciente va a influir positiva o negativamente en el tratamiento, sea cual sea el profesional sanitario o parasanitario que nos atienda.

Cuando vamos al medico, al dentista, al fisio, osteópata, nutricionista, coach, psicólogo…entre otros,  como pacientes, en primer lugar considero que lo primero que esperamos es que sea un buen  profesional y que nos trate bien.  Seguramente establezcamos un vinculo de confianza muchísimo mayor si nos sentimos «bien tratados», que va a favorecer que yo me sienta cómodo, quiera escuchar y confíe plenamente en que este trabajador quiere y busca lo mejor para mi.

Por este motivo se podría decir que cualquier persona «no vale» para cualquier trabajo, puntualizando un poco más y mejor,  no es que no valga, es que NO DEBERIA dedicarse a un trabajo con personas que necesitan su ayuda sin ser consciente y haber trabajado en primer lugar sus habilidades sociales e inteligencia emocional.

La empatía es una de las capacidades que nos ayudan a comprender y a ayudar al otro adecuadamente, ¿Por qué? porque se trata ser capaz de saber o hacerse una idea, de cómo se puede estar sintiendo ante una circunstancia determinada la persona que tenemos al lado. Por ejemplo, esto nos ayuda a saber cómo sería adecuado que nos comportemos cuando un paciente nos esta hablando de su emoción de tristeza, (emoción desagradable). Si hablo con alguien que está sufriendo se que no estaría bien que me ría y sentir que tiene mi apoyo seguro que le viene bien. Estoy pudiendo anticipar qué comportamiento puede venirle mejor.

Está claro que todo esto es susceptible de interpretaciones muy dispares, ya que no todos necesitamos lo mismo en función de la emoción que tengamos, peor si que nos podemos llegar a imaginar qué puede verle mejor basándonos en lo que yo pienso que me vendría bien a mi.

La ternura, ser capaces de sentir ternura (que no hablo de pena ni de lástima) por los demás puede ayudarme a plantear cómo puedo dar mejor una noticia a alguien, o cómo puedo hablar de algo concreto con otra persona.

La asertividad, cada vez estoy más convencida de que es IMPRESCINDIBLE impartir clases sobre esta capacidad en los colegios, ¿Por qué? pues muy sencillo, porque hay muchas personas que no saben decir que no, o que no saben cómo hacer criticas constructivas en vez de destructivas, esto implica que muchos padres madres no pueden enseñar a sus hijos, porque ellos mismos  no saben hacerlo así que es imposible que lo transmitan. ¿Es importante que un profesional sanitario sea asertivo? por su puesto! ya que vamos a recibir mucho mejor una critica, petición o sugerencia si nos lo dicen de una manera adecuada , porque si nos sentimos atacados normalmente «dejamos de escuchar» para pensar en nuestro próximo argumento.

La humildad, ed esto habría que repartir un buen saco… jajajaja, a consulta me llegan muchísimos comentarios sobre la carencia de humildad en michos de los profesionales que les atienden. La capacidad de reconocer errores y pedir perdón debería existir en todas estas personas, porque todos nos podemos equivocar, y para mejorar lo primero que debemos hacer es reconocer las limitaciones que en algunos momentos podemos tener, y pedir perdón ya que podemos haber influido negativamente en el proceso, recuperación o enfermedad de una persona, y al pedir perdón, al menos estamos reconociendo el valor del otro y la importancia de aprender de mi error.

Gema Dauder

Psicólogo Coronel M-25416